El agua Bendita

Para contar con un testimonio sobre cuando se inició el uso del agua bendita por los primeros cristianos, se han encontrado manuscritos y documentos que lo avalan, pero en épocas posteriores. Recién después del año 400 se establece un precepto (precepto, en su acepción común, es lo opuesto a consejo).

Según el papa San Alejandro primero (aproximadamente 106 al 115) en un texto apócrifo (apócrifo: no es considerado por la Iglesia como realizado con inspiración divina) relata el uso del agua.

También se conocen ciertos relatos primitivos que se usaba como expiatorio (acto de reparar una falta, delito o culpa) como también para purificar.

En esas épocas el agua era usada para los nuevos bautismos donde se juntaba agua de mar o de rio y solamente estos actos eran realizados en los baptisterios. (edificio, separado del templo, en el que antiguamente se administraba solemnemente el sacramento del bautismo).

Igualmente contamos con algunos datos un tanto misteriosos pero que nos dan una pista importante, por un lado, con el obispo del siglo cuarto, Scrapion de Tumis y al mismo tiempo aparece un documento “Testamentun Domini” que se utiliza como bendición del aceite y el agua en la misa.

Por un lado el de Scrapion de Tumis dice algo como: “Bendecimos estas criaturas en el Nombre de Jesucristo, tu único Hijo; invocamos sobre esta agua y este aceite el Nombre de Aquél que sufrió, que fue crucificado, que resucitó de entre los muertos y que está sentado a la derecha del Padre.

 Concede a estas criaturas el poder de sanar; que todas las fiebres, todos los malos espíritus y todas las dolencias huyan de quien tome esta bebida o sea ungido con ella, y que sea un remedio en el Nombre de Jesucristo, tu único Hijo.”

Como testimonio escrito contamos con el relato de San Epifanio en donde nos deja documentado lo siguiente:

En cierta época tuvo cerca un hombre que se llamó José, el cual dejo caer agua, que primeramente realizo la señal de la cruz sobre él, y a su vez dijo estas palabras en voz alta:

“¡En el nombre de Jesucristo de Nazaret, que fue crucificado, sal de este cuerpo, tú espíritu infernal, y deja que sea sanado!”

Desde ese momento, este hombre se convirtió en cristiano, y utilizo este mismo procedimiento en contra de la brujería, y para contar con un dato no menor, José no era ni clérigo ni tampoco obispo. (clérigo: hombre que ha recibido alguna de las órdenes sagradas que otorgan las Iglesias y que por eso pertenecen al clero).

También podemos agregar que el agua fue utilizada por muchos cristianos dotados de mucha fe, como agua curativa de muchos tipos de enfermedades de la época, y es por este motivo que el agua de bautismo era tan importante dentro de la iglesia.

Se creía que al guardarla durante un tiempo lejos de los seres humanos, esta agua está de un cierto modo lejos de la corrupción del mundo.

Este estado de opinión fue creciendo en Oriente y también en Occidente, es donde allí los cristianos y también lo que no eran, comienzan a juntar toda clase de recipientes para guardar sus aguas, y usándola desde bañarse con ella hasta regar sus campos, sus jardines y sus huertas.

En algunas iglesias se comenzó a usar el agua bendita, para empapar a las personas que entraban a determinados cultos, el clérigo comenzó a llamar a esta practica hydrokometes, que consistía en una mezcla de agua y sal. Otro precursor de ciertos rituales durante la misa de los domingos, fue el papa Leon IV (679 d.C), que introdujo que cada domingo el padre que obraría la misa, bendijera una pila de agua e hiciera pasar a cada fiel y los mojara con dicha agua.

Con estos nuevos estamentos, cada domingo se contaba con agua bendita para los fieles y si alguien precisaba llevársela a sus hogares, se introducía en determinadas vasijas limpias para llevar.

El ritual de bendición era llevado a cabo los días sábados, se recitaba él hora de prima; que consistía en orar a determinadas horas ya establecidas por la iglesia. Solo existían dos domingos en donde no se consagraba el agua para los fieles, ellos eran el domingo de Pascua, y el de Pentecostés.